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All IPCC definitions taken from Climate Change 2007: The Physical Science Basis. Working Group I Contribution to the Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change, Annex I, Glossary, pp. 941-954. Cambridge University Press.

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Los animales y las plantas se adaptan a los cambios climáticos

Lo que dice la ciencia...

Un gran número de extinciones masivas han estado muy relacionadas con el cambio climático. Debido a la gran rapidez del actual cambio climático, el modo en que las especies sueelen adaptarse (ej. migración) es, en muchos casos, simplemente imposible. El cambio global es sencillamente demasiado dominante y está sucediendo demasiado rápido.

El argumento escéptico...

Los animales y las plantas pueden adaptarse al cambio climático
Los corales, los árboles, los pájaros, los mamíferos y las mariposas se están adaptando bien a la rutinaria realidad de un clima cambiante (fuente: Hudson Institute).

El ser humano está transformando el medio ambiente global. Grandes áreas de bosque templado en Europa, Asia y Norteamérica han desaparecido durante los últimos siglos debido a la agricultura, la obtención de madera y el desarrollo urbanístico. Los bosques tropicales están ahora en primera línea. La invasión de especies de plagas, competidores y depredadores está aumentando exponencialmente con la ayuda del ser humano, y la sobreexplotación de la pesca, y de animales silvestres, al borde del colapso, continúa siendo la regla más que la excepción.

A la cabeza de todo esto ha estado una expansión de la población que se ha multiplicado por seis desde el año 1800 y una economía cuyo tamaño global se ha multiplicado por cincuenta. La gran empresa humana moderna se ha construido sobre la base de la explotación del medio ambiente. En la actualidad, hasta un 83% de la superficie continental del planeta está bajo la influencia directa del ser humano, y dominamos por completo el 36% de la superficie bioproductiva. Hasta la mitad de la escorrentía de agua dulce del mundo es hoy en día capturada para el uso humano. La industria convierte más nitrógeno en formas reactivas que todos los procesos naturales del planeta, y nuestros procesos industriales y agriculturales están produciendo una acumulación de gases de efecto invernadero hasta niveles sin precedentes en al menos los últimos 800.000 años y posiblemente mucho más.

Es evidente que esta dominación planetaria de la sociedad humana va a tener implicaciones para la biodiversidad. Ciertamente, un informe reciente sobre este asunto, el informe de Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de 2005 (un estudio medioambiental de una escala similar a los del IPCC sobre el cambio climático), sacó algunas sombrías conclusiones: el 60% de los ecosistemas del mundo están hoy en día degradados y la tasa de extinciones es actualmente entre cien y mil veces mayor que la tasa “de fondo” de escalas geológicas. Por ejemplo, un estudio que dirigí en 2003 mostró que hasta el 42% de las especies del sudeste asiático podrían estar abocadas a la extinción para el año 2100 considerando únicamente la deforestación y la fragmentación de su hábitat.

Southeast Asian extinctions projected due to habitat loss
Figura 1: extinciones proyectadas en el sudeste asiático debido a la pérdida de hábitat (fuente: Sodhi, N. S., Koh, L. P., Brook, B. W. & Ng, P. K. L. 2004).

Dadas todas estas presiones y trastornos, es razonable preguntarse si el calentamiento global hará alguna contribución adicional significativa a este embrollo. Algunos, como los escépticos S. Fred Singer y Dennis Avery, no ven ningún peligro en absoluto; mantienen que un planeta más cálido será beneficioso para la humanidad y otras especies, y que los “corales, árboles, pájaros, mamíferos y mariposas se están adaptando bien a la rutinaria realidad de un clima cambiante”. Además, aunque el cambio cilmático preocupa a los biólogos de la conservación, no es el objeto de la mayoría de investigadores (actualmente), fundamentalmente, creo, por la severidad e inmediatez del daño causado por otras amenazas.

El calentamiento global, ciertamente, ha afectado ya a los rangos de distribución geográfica de las especies y a sus pautas de reproducción, migración, florecimiento, etc. Pero extrapolar estos impactos observados a predicciones de riesgos de extinción futura es un difícil. El estudio más conocido hasta la fecha, realizado por un equipo de Reino Unido, estimó que entre el 18 y el 35% de las especies animales y vegetales estarán abocadas a la extinción hacia el año 2050 debido al cambio climático. Este estudio, que utilizó un enfoque simple consistente en estimar la variación de rangos geográficos de las especies tras ajustarlo a las actuales condiciones bioclimáticas, provocó un intenso debate. Algunos argumentaron que era demasiado optimista o demasiado incierto porque dejaba fuera la mayoría de detalles ecológicos, mientras que otros dijeron que posiblemente era demasiado pesimista, basándose en lo que sabemos de la respuesta de las especies y la aparente resiliencia a anteriores cambios climáticos del registro fósil (ver más abajo).

Un gran número de antiguas extinciones masivas se han relacionado con cambios climáticos globales, incluyendo la de más radical mortandad que finalizó la Era Paleozoica, hace 250 millones de años, y la, un tanto menos catastrófica pero también dañina, del Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno, hace 55 millones de años. Mientras que en el pasado más reciente, durante los ciclos glaciales de los últimos millones de años, aparentemente hubo escasas extinciones relacionadas con el clima. Esta curiosa paradoja de pocas extinciones en las glaciaciones tiene incluso un nombre; se le llama ‘el Enigma del Cuaternario’. [Nota del traductor: ver p.ej. Mayhew, Jenkins & Benton 2008, que, examinando los datos fósiles y reconstrucciones de temperatura de los últimos 520 millones de años (prácticamente toda la historia de la vida multicelular en la Tierra), encuentran que las temperaturas globales elevadas se correlacionan con bajos niveles de biodiversidad (número de especies en el planeta) y altos niveles de extinción. Igulamente, encuentran que los periodos fríos corresponden a una elevada biodiversidad y bajas tasas de extinción.]

En este periodo, la diferencia en la temperatura global media entre lo más profundo de una glaciación y un periodo cálido interglacial era de unos 4 o 6 ºC, que es comparable a la que se anticipa para este siglo debido al calentamiento global antropogénico bajo un escenario "business as usual" de uso intensivo de combustibles fósiles. La mayoría de las especies parecen haber persistido a lo largo de estos múltiples ciclos glaciales-interglaciales. Esto puede inferirse del registro fósil y de evidencias genéticas en las especies modernas. En Europa y Norteamérica, las poblaciones se desplazaron hacia el sur a medida que las capas de hielo del hemisferio norte avanzaban, y reinvadieron el norte cuando los glaciares retrocedían. Algunas especies pudieron también haber persistido en regiones localmente favorables que estarían de otro modo aisladas en la tundra y paisajes llenos de hielo. En Australia, una cueva recién descubierta ha mostrado que grandes mamíferos (‘megafauna’) fueron capaces de sobrevivir incluso en el árido paisaje de Nullarbor en condiciones similares a las actuales.

Sin embargo, aunque el registro geológico es esencial para entender cómo las especies responden a los cambios climáticos naturales, hay una serie de razones por las que los futuros impactos sobre la biodiversidad serán particularmente severos:

A) El calentamiento provocado por el ser humano está ya siendo rápido y se espera que se acelere. Escenarios del IPCC como el A1FI y el A2 implican una velocidad de calentamiento de 0.2 a 0.6 °C por década. En comparación, el cambio promedio de hace 15.000 años (última glaciación) a hace 7.000 años (actual interglacial) fue de ~0,005°C por década, aunque estuvo ocasionalmente salpicado por tumbos abruptos de corta duración (y posiblemente de escala regional), como el Younger Dryas, y eventos Dansgaard-Oeschger y de Heinrich.

B) La optimista estimación en el rango bajo de 2°C de calentamiento durante el s. XXI desplazará la temperatura global media de la superficie de la Tierra a condiciones que no han existido desde la mitad del Plioceno, hace 3 millones de años. Más de 4°C de calentamiento atmosférico retrotraerá el clima del planeta, en tan solo un siglo, al mundo prácticamente libre de hielo que había con anterioridad a hace unos 35 millones de años. La duración promedio de las especies es de tan sólo 1 a 3 millones de años. Así que es muy posible que en el instante (geológicamente comparativo) de un siglo, las condiciones planetarias se transformen a un estado que no se parezca a nada que la mayoría de las modernas especies del mundo hayan encontrado jamás.

C) Como mencionaba antes, es crítico entender que los ecosistemas en el siglo XXI parten de una línea base ya masivamente alterada, de modo que han perdido resiliencia. La mayoría de los hábitats están ya degradados y sus poblaciones reducidas, en mayor o menor medida, por las actividades humanas anteriores. Durante milenios, nuestros impactos han sido localizados aunque severos, pero durante los últimos pocos siglos hemos desatado transformaciones físicas y biológicas a escala global. En este contexto, las sinergias (realimentaciones positivas o de auto-refuerzo) del calentamiento global, la acidificación oceánica, la fragmentación y pérdida de hábitats, las especies invasivas, la polución química (Figura 2) es probable que conduzcan a extinciones en cadena. Por ejemplo, la sobre-cosecha, pérdida de hábitat y cambios en el régimen de los incendios forestales probablemente aumentarán los impactos directos del cambio climático y harán más difícil el que las especies se desplacen a áreas no afectadas, o que mantengan un tamaño de población sostenible. Una amenaza refuerza a la otra, o múltiples impactos juegan entre sí, lo que hace que el impacto conjunto sea mucho mayor que si cada amenaza individual ocurriera aisladamente (Brook et al 2008).

Millenium Ecosystem Assessment
Figura 2: Figura de la Evaluación de los ecosistemas del milenio

D) En el pasado, la adaptación de las especies a los cambios climáticos se producía fundamentalmente desplazando su rango geográfico a mayores o menores latitudes, en función de si el clima se estaba calentando o enfriando, o hacia arriba y hacia abajo en hábitats montañosos. Había también respuestas evolutivas (los individuos que eran más tolerantes a las nuevas condiciones sobrevivían, de modo que hacían a las futuras generaciones también intrínsecamente resilientes). Ahora, debido a los puntos A a C descritos anteriormente, este tipo de adaptación en la mayoría de los casos simplemente no será posible o no será adecuado para la adaptación. El cambio global es simplemente demasiado omnipresente y está ocurriendo demasiado rápido. El tiempo se agota y las especies no tienen dónde correr o esconderse.

Translation by Jesús Rosino, . View original English version.



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